El flamenco es la más alta de todas las aves, algunos de ellos son de hasta 5 pies de altura. Algunas personas piensan que pesan demasiado para volar, pero eso no es cierto, pues no rebasan las 10 libras.
Si bien hay varias especies de flamencos, la anatomía en general es bastante igual. Aprender sobre su cuerpo ayudará a la gente a comprenderlos mejor.
Sus alas se componen de delicadas plumas que mantienen el calor, les permiten nadar y volar. Pueden tener una amplitud de 3 pies a 5 pies. El cuello del flamenco es muy flexible, de modo que pueden doblarlo hacia abajo para comer o hacia atrás para acicalarse las plumas. Esta amplia gama de movimientos es gracias a las 19 vertebras que componen esta parte de su cuerpo.
Respecto al sistema digestivo se conoce que pueden consumir agua salada junto a los alimentos, luego la filtran. Esto no significa que no necesiten beber agua dulce y fresca para mantenerse vivos y sanos. Su lengua es absolutamente increíble.
La coloración de un flamenco no es específica de una especie determinada. Esta se basa en los tipos de alimentos que consumen. Los ricos en beta caroteno son su principal fuente de alimentación. Mientras más la consuman, mayor será su coloración.
Las proporciones de sus cabezas son bastantes correctas. Los ojos también tienen una coloración naranja y son más grandes que el cerebro.
Tienen largas piernas les permiten mantener el equilibrio en el barro y nadar fácilmente. A la hora de volar o dormir las estiran. Mucha gente asume que los flamencos no tienen rodillas, pero eso no es realidad. Están escondidas debajo de las alas. Sus tobillos son de la mitad de la longitud de sus piernas.
Comprender la anatomía del flamenco ha ayudado a los investigadores a obtener información sobre cómo han sido capaces de vivir y evolucionado. Este conocimiento también ayuda en los esfuerzos por su conservación. Por ejemplo, algunos parques zoológicos donde son mantenidos en cautiverio estudian muy bien su anatomía para brindarles una mayor protección.